Un centro de investigación de los EEUU firmó un acuerdo con Cuba para
iniciar un intercambio de información sobre la vacuna pero aún está
lejos de poder comercializarse en ese país, debido a la vigencia del
Embargo Económico.
“La vacuna contra el cáncer de pulmón es única en el mundo y es muy
novedosa. Básicamente actúa sobre una molécula que esta exageradamente
expresada en los tumores, por lo cual activa un crecimiento celular
anómalo, provocando que el tumor crezca. La vacuna inhibe esa progresión
tumoral”, explica a Público Arlhee Díaz, farmacéutico y comercializador
del centro de investigación. Agrega que “se trata de una vacuna
terapéutica con muy buenos resultado en estadios avanzados del cáncer de
pulmón”.
“Los resultados de la vacuna dan una sobrevida a los pacientes, no se
elimina el tumor pero se detiene el crecimiento, permitiendo que los
pacientes puedan vivir más y, sobre todo con una buena calidad de vida
porque su toxicidad es mínima”, asegura el científico. Los tumores
afectan mucho la calidad de vida de los enfermos y los tratamientos
convencionales, como la radioterapia o la quimioterapia, tienen una
toxicidad muy elevada, lo cual deteriora el estado general del paciente.
Los cubanos tienen acceso a la vacuna a través de sus hospitales de
forma gratuita. Los extranjeros deben contactar con Servimed pero
necesitan también entrar en el sistema de salud de Cuba para que sus
médicos sean quienes la apliquen. En el caso de estos último la
aplicación de la vacuna tiene un costo económico.
El Centro de Inmunología Molecular de Cuba centra su trabajo en la
investigación para la creación y producción de medicamentos contra el
cáncer, la principal causa de muerte de los cubanos. Comienzan en el año
1994, en medio de la peor crisis económica de la historia de Cuba,
produciendo anticuerpos monoclonales. En la actualidad el CIM exporta a
más de 30 países por valor de U$D 80 millones al año, además de
abastecer al mercado nacional.
La vacuna ya está registrada en Cuba, Perú y Paraguay. En este
momento se están haciendo ensayos clínicos en Europa pero son estudios
que llevan tiempo —3 o 4 años— y resultan extremadamente costosos. Esto
es una traba porque Cuba cuenta con un buen plantel de científicos pero
carece de los recursos financieros que se requieren para insertarse en
muchos mercados. En este sentido resultan vitales las asociaciones con
inversores extranjeros.
A pesar del optimismo de algunos medios de prensa, todavía está muy
lejos el momento en que esta vacuna se pueda comerciar en EEUU.
Especifica Arlhee Díaz que “hasta el momento lo único que hemos hecho es
firmar una cuerdo de confidencialidad con un centro de investigación de
ese país para empezar a intercambiar información. A partir de este
punto en un futuro podríamos empezar ensayos de fase 1, ensayo de
eficacia, etc. Es solo investigación clínica sin llegar a la fase
comercial, un error en el que han incurrido muchos periodistas”.
El gerente general de la empresa comercializadora del CIM, Einar
Blanco, asegura que la nueva ley de inversiones extranjeras, recién
aprobada por el gobierno cubano, autoriza que el Centro de Inmunología
Molecular firme contratos con socios extranjeros para la investigación,
producción y comercialización de sus productos. Incluso tienen la
posibilidad de utilizar la zona franca de Mariel, donde los beneficios
para el inversor son mucho mayores.