sábado, 27 de septiembre de 2014

EL SUEÑO, UNA FUNCION ACTIVA INDISPENABLE

A la noche, cuando colocamos la cabeza sobre la almohada, primero hay que superar una especie de "crisis de abstinencia" que sufre el cuerpo y mente cada vez que nos despedimos de una serie de estímulos sensoriales, que nos provoca la luz eléctrica y los dispositivos tecnológicos que nos han acompañado durante todo el día.
Por eso, las últimas investigaciones científicas sobre cronobiología demuestran que con los hábitos cotidianos contemporáneos forzamos la vigilia y se altera el ritmo natural del sueño, algo que nuestro cuerpo sin duda se lo cobrará a cuenta.
En diálogo con Infobae, Diego Golombek, doctor en ciencias biológicas (UBA), director del laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador principal del CONICET precisa : "No dormir es una enfermedad. Por eso es importante entender que dormir es una necesidad imperiosa para nuestro organismo y se trata de un proceso activo porque durante el sueño se producen una serie de procesos vitales como reparación del metabolismo y consolidación de la memoria. Si se duerme menos te enfermás".
Es bueno saberlo: el sueño y el buen dormir no son la misma cosa. Dentro de los considerados trastornos del sueño no figura sólo el insomnio, sino también la calidad del sueño, que puede ser baja por cuestiones respiratorias, ronquidos o intermitencias del ambiente.
En la Argentina, en el Laboratorio de cronobiología de la Universidad de Quilmes, un grupo de científicos locales hace tiempo que se dedican específicamente a estudiar la cronobiología, dirigidos por el mismo Golombek.
El científico argentino define a Infobae: "El insomnio o el sueño interrumpido casi duplica las posibilidades de que cualquier mortal se enferme. En el laboratorio estudiamos la calidad del sueño en animales y las últimas investigaciones confirman que aquellos animales que no cumplen con un ciclo de sueño normal, se enferman".
Cuánto hay que dormir
De qué hablamos cuando hablamos de un ciclo de sueño normal en pleno siglo XXI atravesado por la hipertecnología y la hiperconectividad.
Dice Golombek a Infobae: "Definir cuánto se debe dormir depende de muchos factores que cada persona establecerá según las necesidades de su organismo. En el caso de los chicos y adolescentes lo ideal es entre 9 y 10 horas. Para nuestros estudios de laboratorio una persona para que tenga un buen sueño, tiene que dormir por día 8 horas 20 minutos".
La alteración del sueño se asocia con disminuciones en el nivel de alerta que puede tener consecuencias mortales como en el caso de un accidente de tránsito. Y a largo plazo, se asocia con la aparición de enfermedades como hipertensión, obesidad y diabetes.
Remarca el experto en cronobiología a Infobae: "En los últimos cien años hemos perdido dos horas de sueño, y eso significa mucho. Actualmente existe un concepto nuevo alrededor de los trastornos del sueño que se denomina jet lag social y significa que sin moverte de tu casa, tu reloj biológico no coincide con el horario de la sociedad. Por eso usamos despertadores, porque no nos estamos despertando a la hora deseada"
"Y las razones de esta deuda de sueño que arrastramos son básicamente tecnológicas: la luz eléctrica es un gran ladrón de sueño. Y hay otros factores que se suman como la propia aceleración de los tiempos contemporáneos y las jornadas laborales. En el caso de los argentinos, en general la calidad del sueño es mala porque se duerme poco, provocando trastornos en la salud y la vida social muy importantes", dice Golombek.
Teens: la generación búho
La Academia Americana de Pediatría hace algunas semanas reinstaló el debate sobre la idea de comenzar más tarde las clases en el ciclo secundario.
Golombek está a favor de que así sea por el cambio que experimentan los adolescentes en su propio reloj biológico. "Los adolescentes son naturalmente personas búho. Es decir, son vespertinas porque experimentan un cambio en su reloj biológico. Y además son noctámbulos por un fenómeno cultural. Teniendo en cuenta su naturaleza, el hecho de que las clases comienzan a las 7 de la mañana no es una buena idea. Los chicos, al menos en la primera hora, están dormidos".
Las agujas del reloj biológico de los adolescentes apuntan naturalmente hacia más tarde. Y el hecho de que "funcionen mejor de noche" se advierte que no se trata sólo de un fenómeno cultural.
En la Argentina, el problema se agrava porque en las primeras horas del secundario se concentra el dictado de materias más difíciles que requieren más atención y concentración, como por ejemplo física y matemática.
Precisa Golombek: "Hay pruebas piloto para retrasar el inicio de las clases que se han hecho en los Estados Unidos y señalan que lo que se retrasa no es el horario de entrada al colegio; para no colapsar, entre otras cosas, el ritmo laboral de los padres. Sino que lo que se cambia es el tipo de contenidos de las primeras horas, ir hacia algo más recreativo. Incluso es mejor que arranquen el día con educación física, que los va a energizar más que con matemática".
Qué hace la ciencia
En el laboratorio de la Universidad de Quilmes que Golombek dirige, el estudio de los relojes biológicos es casi una obsesión, del que ya se han desprendido numerosas publicaciones y dos patentes.
Según un estudio de la National Sleep Foundation que se publicó en la revista Time, la mitad de los estadounidenses dicen que su sueño irregular hace que sea más difícil concentrarse en el trabajo. Y lo más desesperanzador es que esos malos hábitos de sueño se transmiten a las generaciones futuras: el 45% de los adolescentes no duerme las nueve horas recomendadas, provocando que el 25% de ellos se queden dormidos en clase al menos una vez por semana.
Sigrid Veasey es médica y lidera una serie de investigaciones sobre sueño que se están realizando actualmente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pennsylvania http://www.upenn.edu/ y que resultaron categóricas respecto al rol fundamental del sueño en nuestras vidas.
Veasey estudia que las células del cerebro que no reciben cada noche su merecido descanso se convierten en "células workaholic" que finalmente, colapsan.
Trabajando con ratones, encontró que las neuronas que mantienen el cerebro en alerta; a la vez arrojan radicales libres tóxicos como un subproducto de la fabricación de energía. Y justamente durante el sueño se producen antioxidantes que limpian estos posibles "venenos".
Cerebro y basura
La pregunta que desde la ciencia se intenta contestar y vale para Golombek en Argentina y Veasey en Estados Unidos es: ¿qué daño le provocamos al cerebro si no dormimos lo suficiente? Si tenemos trastornos crónicos de sueño, ¿el cerebro envejece más?
La investigación de Veasey sugiere que es posible que un cerebro con trastornos de sueño que pertenece a un adolescente o a un joven de 20 años, comience a parecerse al de una persona mucho mayor.
Maiken Nedergaard de la Universidad de Rochester es otra científica que se dedicó a explorar la relación entre el cerebro y el sueño.
¿Por qué el cerebro necesita que durmamos bien? Es la premisa de la que partió la doctora Nedergaard. Todos los órganos del cuerpo usan energía, y en ese proceso arrojan residuos.
La mayoría se hace cargo de sus residuos con un sistema interno eficiente que recluta células inmunes. El caso del cerebro es distinto: es un gran consumidor de energía y no cuenta con la ayuda de vasos linfáticos para limpiarse. Entonces, ¿cómo se deshace de su basura? Allí aparece la función reparadora del sueño.
La investigación de la doctora Nedergaard demuestra que existe un "ejército de células" llamadas gliales (glial cells) que circulan en el cerebro y que en apariencia durante el día son ignoradas por este. Pero cambian radicalmente cuando el cuerpo duerme.
Durante el día, las células gliales son los asistentes personales anónimos del cerebro. No pueden conducir impulsos eléctricos al igual que otras neuronas. Nedergaard encuentra en ensayos clínicos en ratones que las células gliales cambian tan pronto los organismos se quedan dormidos.
La diferencia entre un cerebro despierto y otro dormido es dramática. Cuando el cerebro está despierto, está "inflado" con la actividad acumulada de mensajes individuales que viajan desde una neurona a otra. La actividad neuronal (sinapsis) "infla" el tamaño de las células del cerebro hasta que toman un 86% del volumen del cerebro.
Cuando la luz del día se desvanece y finalmente conciliamos el sueño, las células gliales se ponen en acción, disminuyendo la actividad eléctrica del cerebro a un tercio de su frecuencia máxima.
La "limpieza del cerebro" también se produce cuando estamos despiertos, pero se reduce en un 15%, ya que las células gliales tienen menos espacio fluido para trabajar cuando las neuronas se expanden.
Cuando no dormimos lo suficiente, las células gliales no son tan eficientes en la limpieza de la basura del cerebro. Eso puede empujar a ciertos trastornos degenerativos del cerebro que son típicos de la edad pero que pueden aparecer mucho antes, como puede ser la enfermedad de Alzheimer.
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MEDICOS, TRABAJADORES Y PLUTOCRACIA

TODA LA PLUTOCRACIA VIVE DE LOS TRABAJADORES, SEAN O NO MEDICOS.
HASTA QUE LOS TRABAJADORES SALGAMOS DE NUESTRA ZONA COMODA, LUCHEMOS POR NUESTROS DERECHOS
Y NOS HAGAMOS DUEÑOS DE NUESTRO DESTINO

sábado, 13 de septiembre de 2014

ELECTROMAGNETISMO Y CANCER

ELECTROMAGNETISMO Y ENFERMEDAD. Fac CE UNLP.

La Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP presentó un informe que alerta sobre los efectos del electromagnetismo en la salud humana

electromagnetismo_unlpEn la sala de conferencias de la Facultad de Ciencias Exactas se llevó a cabo, el 7 de agosto, la presentación del informe que lleva el nombre “Sobre el impacto de CEM – FEB (campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja) de redes de distribución eléctrica, sobre el perfil de salud en conglomerados urbanos de alta densidad poblacional”.
La presentación fue presidida por el Dr. Dario Andrinolo del Programa Ambiental de Extensión Universitaria, el Dr. Patricio Urraza, actual Vice Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y la Dra. Leda Gianuzzi, Dra. en Ciencias Químicas, toxicóloga y docente de esa casa de altos estudios, quien estuvo a cargo de la elaboración del informe junto a profesionales de otras universidades y disciplinas convocados para este desarrollo.
Al abrir el evento Andrinolo explicó que este estudio tuvo su origen en un pedido de la comunidad hacia la universidad pública. El Foro por los Derechos de la Niñez de Berazategui, el Foro Regional en Defensa del Río de la Plata, la Salud y el Medio ambiente y los Vecinos Autoconvocados por la Vida de Berazategui,  fueron las tres organizaciones sociales que solicitaron a la Facultad su intervención profesional en la problemática de salud que enfrentan las comunidades linderas a las subestaciones eléctricas.
El caso de Sobral es el caso “testigo” para los investigadores debido a que allí funciona desde hace más 20 años una planta transformadora de energía de alta tensión en medio de un barrio densamente poblado. Allí se centró el estudio para lo cual se ubicó un barrio alejado, con similares características demográficas y socioeconómicas que permitiera funcionar como control de la muestra a estudiar.Entre los resultados principales arrojados por el estudio y expuesto por la Dra. Gianuzzi se sostuvo que en el barrio de Sobral existen 7,30  veces más riesgo de morir, que existe 7 veces más riesgo de contraer cáncer y 3 veces más posibilidades de contraer enfermedades neurológicas y neurosíquicas en el barrio Sobral que en el control.
El informe en un anexo también ofrece resultados de un relevamiento realizado en paralelo sobre la población de Sobral en este caso sobre viviendas en las que se había denunciado previamente enfermedades o fallecimientos de familiares. Este segmento del estudio pudo comprobar que efectivamente el mapa de la muerte realizado por la comunidad tiene evidencia científica sobre los padecimientos que tiene la población lindera a la subestación sobral.
Estuvieron presentes vecinos de Berazategui, Ezpeleta, de San Nicolás, de Brandsen, Vicente López, Quilmes, Lomas de Zamora, quienes pudieron compartir sus experiencias, sus trayectos de reclamos ante entidades provinciales y nacionales a partir del funcionamiento de plantas similares a las de SOBRAL, así como de la planificación de nuevas usinas en zonas pobladas.
Al finalizar la presentación del informe la Dra. Gianuzzi presentó las recomendaciones que la Facultad realiza en este informe en función de mejorar las políticas públicas sobre esta temática, entre las cuales se destacan la necesidad de: reformular los estándares vigentes para el emplazamiento de subestaciones eléctricas y cableados de alta tensión en ejidos urbanos; no habilitar el funcionamiento de subestaciones y cableados de alta tensión a menos de 200 metros de los moradores del lugar; no habilitar el funcionamiento de usinas eléctricas y cableadas que impacten con más de 0,3 µT sobre la población allí residente, rediseñar el plan de abastecimiento eléctrico para las zonas que requieran de relocalizaciones de subestación y cableados para evitar la contaminación, enfermedad y muerte de los habitantes; y exigir al Ente Regulador que realice las mediciones correspondientes y haga pública la información a través de su sitio web, ante lo cual Gianuzzi explicó que la Decana de la Facultad solicitó información de mediciones de CEM en Sobral, expediente que no tuvo respuesta alguna por parte del ENTE REGULADOR.
Referido a las recomendaciones que realiza la universidad en este informe, estuvieron presentes también asesores de temas ambientales de bloques partidarios de la legislatura nacional y provincial, en las cuales existen proyectos de ley presentados para modificar los estándares vigentes que permiten actualmente que estas subestaciones y cableados generen hasta 25 microteslas, siendo que este propio informe pudo corroborar que en las zonas donde se encuentra afectada la salud de la población (barrio “Sobral”) los valores fueron alrededor de 5,5 microteslas y siendo que la ciencia a nivel internacional está debatiendo que estos niveles no debe superar 0,3 microteslas para evitar impacto en la salud población.
Vecinos y organizaciones sociales agradecieron el informe que la Facultad concluyó y entregó a la comunidad el cual será también ofrecido a la justicia que debe resolver las causas presentadas en Juzgados Federales por vecinos afectados por esta contaminación.
Publicado en: Foro Rio de La Plata

FUMIGACIONES Y ABERRACIONES CROMOSOMICAS

VIERNES 12 de septiembre de 2014 
El Dr. Raúl Horacio Lucero y las dificultades para investigar los efectos de las fumigaciones en Argentina
En la emisión del martes 9 de setiembre de Enredando las Mañanas entrevistamos al Dr. Raúl Horacio Lucero, que investiga el origen de graves malformaciones ocurridas en personas que habitan en cercanías de áreas productivas en el Chaco desde 1993. A contra corriente de los estados, tanto provincial como nacional, desarrolló una serie de investigaciones que han vinculado las fumigaciones con nacimientos con malformaciones. Por RNMA
Por ANRed - S (redaccion@anred.org)


Lucero es jefe del Laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional del Nordeste, y se encuentra estudiando biomarcadores de daño genético llamados “Aberraciones cromosómicas” y “Micronúcleos” en sangre de una población expuesta del interior de su provincia.
Enredando las mañanas: Existe una situación desde hace muchísimos años en la que sentimos que nos fumigan, incluso antes de la actual sojización feroz, y encima hay que demostrar que nos están envenenando a partir de políticas de Estado. En este panorama aparecen científicos que toman la decisión de empezar a investigar y probar las consecuencias de estas fumigaciones. Entre ellos se encuentra el doctor Raúl Horacio Lucero que viene investigando desde 1993, ¿verdad?
Raúl Horacio Lucero: En realidad en 1993 llegaron los primeros casos a mi laboratorio. Yo hago estudios de varios tipos, estudios citogenéticos, y en esa primera época empezamos a recibir casos de pacientes que tenían malformaciones congénitas. Uno tenía que hacerle un estudio y demostrar que no tenía un síndrome cromosómico, que significan esas malformaciones. Cuando yo le hago los estudios citogenéticos a un paciente, sus cromosomas estaban normales pero hablando con los padres me relatan que habían tenido contacto directo con la pulverización aérea de los agroquímicos en algunos campos del interior de la provincia del Chaco. Lo que me llamó la atención a mí es que en el ’93, es decir el caso que me prendió una luz de alerta, fue que las malformaciones que vi en una paciente en particular me estaban diciendo que había algún efecto teratogénico, como le llamamos nosotros, que es la formación de malformaciones muy evidentes. Eso se comentó con (el área de) Radiografía y empezamos a tomar algún otro contacto con otros pacientes, que tenían en común este tipo de exposición a agroquímicos. Las malformaciones eran un abanico de presentaciones que iban desde alteraciones en los genitales externos hasta alternaciones ortopédicas en los miembros y alteraciones en la línea media de la cara, tipo labio leporino y paladar hendido. Pero siempre con el denominador común de haber estado expuestos sobre todo en útero, es decir las madres en el momento de la gestación. Con esto yo hice una presentación en la Cámara de Diputados de mi provincia, diciendo que había que hacer estudios más profundos para poder determinar la relación causa-efecto, porque en realidad yo no estaba haciendo ningún estudio que me dijera cuál era la causa, lo que sí tenía era una presunción muy alta de que esto era producido por eso. Además eso está escrito en muchos trabajos internacionales que dicen que los plaguicidas producen este tipo de malformaciones. Por ejemplo, para lanzar un producto nuevo se hace ese tipo de experimentación en ratas y ellos ven como en ratas preñadas que están expuestas se producen crías con mayor nivel de malformación. Entonces yo presenté eso en la Cámara de Diputados y el resultado fue que ellos se vieron interesados. En una primera reunión me dijeron que me iban a contactar, cosa que después no pasó, pero yo seguí. Luego conseguí un puesto en la Universidad y comencé a investigar otro flagelo que tenemos que es la enfermedad de Chagas, pero nunca me olvidé de ese tema porque me pegó muy fuerte.
A partir de presentar proyectos recién el año pasado se aprobó uno de la Secretaría General de Ciencia y Tecnología, donde escribimos un proyecto para poder hacer estudios de genotoxicidad, que son estudios donde uno puede evaluar cuál es el daño genético que tiene esa población expuesta mediante algunos biomarcadores, que son los que estamos haciendo en este momento y estamos teniendo los resultados que estábamos sospechando. Empezamos con un lote de una población que tiene ya una cantidad de denuncias presentadas justamente porque se los fumiga en forma reiterada, y en algunas personas nos está llamando mucho la atención el nivel de alteraciones en el genoma que tienen, y esto lo estamos evaluando a través de los biomarcadores.
ELM: Mientras tanto transcurrieron 20 años…
RHL: Uno podría haber evitado un montón de cosas si alguien hubiese tenido, primero, la intención de poder hacer algo, porque convengamos que hay mucha gente que sabe que esto ocurre pero es dar una mala noticia sobre un gran usufructo económico, y el tema es que cuando se empieza a hablar mal de la gallina de los huevos de oro las cosas se le vuelven a uno en contra.
ELM: En estos 20 años, ¿este proyecto de la Secretaría, este marco legal para trabajar, sería el primer aporte del Estado?
RHL: En realidad, sí, es un aporte; nosotros lo estamos haciendo con una beca de investigación. Tenemos un sistema de becas de investigación en la Universidad que son becas de iniciación o de perfeccionamiento, y pusimos justamente este tema porque yo creo, mi visión por lo menos, es que la investigación tiene que salir de la parte lúdica, uno no puede estar investigando cuestiones que tengan que ver con algunos hallazgos que entretengan al científico sin que después tenga alguna aplicabilidad en la población, creo que tenemos que tener un fuerte compromiso social sobre todo con las cuestiones que están ocurriendo en cada una de las regiones donde estamos estableciendo algún proyecto de investigación.
Las evidencias científicas son muy grandes, no solo a nivel país sino a nivel internacional, hay muchísima gente que ha estado viendo esta problemática y lo que a mí más me llama la atención es que hay muchos grupos de investigación que tomaron como foco de atención específicamente el herbicida que se usa con la soja transgénica, que es el glifosato, por los volúmenes de aplicación que tiene a nivel internacional, están viendo que hay muchos problemas relacionados con esta aplicación sobre todo en poblaciones que no tendrían por qué estar expuestas a esto. Lo que pasa es que el modo de aplicación hace que esto llegue a un lugar que no tendría por qué estar allí. Hay leyes que protegen la aplicación de los plaguicidas. En mi provincia hay una ley que se llama Ley de Biocidas, que es perfectible pero que si se respetara esa ley habría muchas escuelas rurales, muchas fuentes de agua, muchos animales que son para la cría, que no tendrían por qué estar expuestos; sin embargo hay mucha gente que está estudiando eso justamente por estas alertas y están encontrando restos de plaguicidas en la sangre inclusive en población que no sabía siquiera que estaba expuesta.
ELM: Durante todos estos años, los científicos que han tomado la decisión de avanzar sobre estos temas, ¿han articulado entre ustedes?
RHL: hicimos un intento de articulación hace unos años en la Universidad Nacional de Río Cuarto, y alguna articulación, no entre todos, pero entre dos o tres grupos se pudo hacer. Con eso nosotros hicimos una fuerte apuesta en capacitación, sobre todo de una becaria que mandamos a Río Cuarto para que aprenda las técnicas de biomarcadores, que son técnicas que no son muy complejas ni requieren de gran aparatología pero sí de muchas horas hombre. Se necesita que el investigador esté mucho tiempo sentado en el microscopio mirando mil células por paciente, evaluando cuál es el tipo de daño que tienen. A través de esa articulación sobre todo con el grupo de Fernando Mañas y Delia Aiassa, que están en la Universidad Nacional de Río Cuarto, ellos ya han demostrado en Córdoba esto que estoy comentando, sobre todo en las zonas de alta producción agrícola.
Demostraron con quince publicaciones científicas en revistas internacionales que esto es como nosotros lo estamos diciendo, que tienen un nivel de genotoxicidad superior a lo que es la población control, y lo han estudiado hace muchos años y lo han publicado, entonces fuimos allí para poder capacitarnos y recién empezamos el año pasado con este proyecto y estamos teniendo los primeros resultados ahora.
ELM: ¿Cuántas publicaciones tienen los trabajos científicos que avalan por ejemplo el Roundup de Monsanto?
RHL: Sí, hay publicaciones. El Conicet, creo que fue en 2010, emitió un comunicado justamente porque había tantas advertencias y denuncias que establecieron una comisión de expertos, que revisaron la bibliografía acerca del glifosato en particular. Nombraron cerca de 20 veces las publicaciones de un tal Williams que hablan de que el glifosato es totalmente inocuo, pero cuando uno lo va a buscar la verdad que es bastante grotesco, porque esa bibliografía dice al final que la investigación está financiada por Monsanto, entonces es una información totalmente sesgada. Nosotros no podemos tomar decisiones en función de la publicación de alguien que está financiado por la misma empresa que produce el producto, pero hay otras publicaciones que dicen que haciendo los experimentos no se encontraron evidencias de este tipo de aplicación, no sé cuántas serán porque no las estoy siguiendo, pero sí estoy siguiendo las otras que son las que a mí me interesan y esas sí pueden ser más de 1000, 2000 publicaciones a nivel internacional, y me estoy quedando bastante corto porque hay muchísima gente sobre todo en Francia, en lo que es la Unión Europea, que está estudiando esto. También hay países que ya pasaron por esto que nosotros estamos pasando y actualmente lo que pasa es que en Argentina es como un gran experimento a cielo abierto, como decía Andrés Carrasco, porque hay tan poco control de que el volumen de aplicación de este producto es demasiado grande y nadie podría simular lo que se está haciendo en el campo argentino en un laboratorio.
ELM: Además porque en 19 años se pasó de prácticamente 0 a 23 o 25 millones de hectáreas, según distintos informes.
RHL: Exactamente, y digamos que los organismos transgénicos han sido modificados genéticamente para poder aplicar los herbicidas que vienen con el paquete tecnológico que vienen con las semillas que son los mismos que comercializan todo: las semillas y el agroquímico. Entonces el tema se vuelve sumamente complejo cuando uno quiere empezar a hurgar y buscar información de esto, porque en realidad son muy pocas las personas que se animan a hablar porque las presiones económicas son muy grandes, pero la cantidad de publicaciones inclusive en el país son muy interesantes, hay que seguirlas, apoyar muy fuertemente a los grupos que estén haciendo estas investigaciones. Este fin de semana va a haber una reunión muy importante en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, donde va a estar Merardo Ávila Vázquez que es un médico pediatra que fue quien inició la causa del Barrio Ituzaingó en Córdoba; también va a estar el doctor Damián Verzeñassi que es un médico muy joven que está haciendo lo que se llama “campamento sanitario” en Santa Fe con la Universidad Nacional de Rosario. Ellos están viendo que el mapa epidemiológico de la zona, de las enfermedades, ha cambiado drásticamente, hay enfermedades que antes eran muy raras, y ahora ya dejaron de serlo y justamente ellos están siguiendo la ruta epidemiológica de estas enfermedades, tipo autoinmunes por ejemplo, y están viendo que ha cambiado eso, lo que ellos llaman el mapa de presentación de las patologías en Argentina. En Los Toldos va a haber una reunión de aproximadamente 15 o 20 personas que están haciendo estas investigaciones, y yo creo que hay que apoyarlos muy fuertemente a estos grupos para que sigan trabajando porque ese caudal de datos es lo único que creo que va a tomar alguien como el fiscal Mateu, por ejemplo, de la causa San Jorge en Santa Fe, o el fiscal que intervino en la causa Ituzaingó, y son los únicos que dijeron que hay bibliografía, que hay que ponerle un freno a esto a través de la justicia se puede empezar a avizorar algo de freno para este gran problema